Esta pretende ser la historia de quince supervivientes en un mundo devastado y plagado de zombis. Los protagonistas son familiares y amigos míos que habrán de interactuar para llegar hasta el último capítulo. Pero, irremediablemente, algunos de ellos se habrán de quedar en el camino.
(Esta es una sinopsis patrocinada por Doxma)

17 jun 2016

14. EN BUSCA DEL DOXMA

En la aldea

Parece que en este mundo nuevo las cosas nunca van a mejor. Puede parecer que sí, porque a veces solucionamos una dificultad o conseguimos algo que necesitamos. Pero son mejorías temporales, nunca duran mucho. Siempre acaba ocurriendo algo que nos supera.

Creo que Holden y yo teníamos aquí, en la aldea, en esta casa, la mejor situación posible dentro de las circunstancias, y llegué a creer que duraría indefinidamente. Pero el mundo ya no es un lugar lógico ni existen ya las situaciones estables.

Esta mañana, mientras conversaba en la cocina con Roquito, AB y Fran, me di cuenta de que Holden llevaba demasiado tiempo durmiendo, mucho más de lo habitual en él. 
Subí a verlo y al intentar despertarlo vi que estaba inconsciente. Apenas respiraba y tenía mucha fiebre.
Supe que había pasado lo que yo tanto temía: no sólo la herida de la pierna no se curaba, sino que ese virus o lo que quiera que sea lo que ha destruido el mundo, está invadiendo el organismo de Holden.
Les dije a los otros lo que ocurría, y sentí que era una bendición tenerlos en la casa.
Fran fue a buscar a Anasister, que seguía en su habitación. Pensamos que quizá con sus conocimientos de enfermería podría hacer algo. En realidad yo pensaba que ella, por más que quisiera, no podría ayudar a Holden, como él mismo dijo cuando me contó que aquel niño infectado le había mordido; pero yo necesitaba alguna esperanza, por infundada que fuese.
Y lo cierto es que algo sí pudo hacer, y no sólo gracias a sus conocimientos médicos.
Consiguió bajarle la fiebre un poco y que respirase mejor. Y al cabo de unos minutos Holden despertó. Estaba demacrado y desorientado, pero verlo consciente fue un gran alivio.
Poco a poco fue recuperando energía y durante casi todo el día ha estado levantado. Pero algo ha cambiado en él, en su persona. Está irascible, agresivo. Es cierto que su carácter es un poco impulsivo, y que a veces puede resultar vehemente, pero por encima de todo es noble y sensato y en seguida se domina.  Ahora no es así. Parece que no es consciente de sus propias reacciones.

Más tarde Anasister habló conmigo en privado, y me dijo algo que me sorprendió y me dio ánimo.
Había recordado algo que ocurrió al principio de todo este desastre, cuando los medios de comunicación hablaban de los primeros casos de infectados. Me dijo que su hermano Juan, del que no han tenido noticia en todo este tiempo, le habló de un mensaje que había recibido en su móvil. Era de una amiga suya, y decía que existía una posible cura, o un antídoto. Le había llamado mucho la atención el hecho de que ese antídoto fuera, al parecer, un jarabe común para la tos. Anasister supone que ese jarabe debe de tener algún componente con un efecto secundario imprevisto. De ser así, resultaría providencial.
Anasister no recuerda el nombre del jarabe, pero hemos pensado que quizá si viera el envase se despertaría su recuerdo y lo reconocería. Por eso había que ir en seguida a la ciudad para buscar en las farmacias, en los hospitales, donde sea.
Todos se ofrecieron para ir, benditos sean, pero decidieron que uno de ellos se quedase en la casa conmigo, porque no les parecía conveniente que me quedase sola con Holden. Esto, aun siendo de agradecer, me resultó doloroso. Porque yo sé que por muy impredecible que se haya vuelto su comportamiento en las últimas horas, por muy agresivo que pueda llegar a ponerse, no tengo nada que temer de él. Lo sé.
Así que los convencí para que fuesen los cuatro, porque creo que es lo más seguro para ellos. 

Cuando le pidieron el coche a Holden, él, contra toda lógica, se negó a dejárselo. Fue imposible hacerle entender que era urgente que fuesen a la ciudad, que era la única posibilidad, aunque remota, de encontrar un remedio para su estado.
En vista de su negativa y de que cada vez se alteraba más, les pedí a todos que olvidaran el asunto. No tenía sentido enredarse en una discusión con alguien que no puede razonar. 
Cuando se calmó un poco dijo que estaba muy cansado y le dolía la cabeza, y subió a acostarse. Entonces yo les di a ellos las llaves del coche y se marcharon. Supongo que Holden se enfadará mucho conmigo cuando se dé cuenta, pero eso ahora es lo de menos.

Yo quisiera tener la fe que tienen algunas personas, fe en alguien a quien rogar para que Anasister, Fran, Roquito y AB vuelvan con el remedio. Pero esa fe dejó de tener sentido hace tiempo. Ya sólo cabe aferrarse a la esperanza y confiar en la suerte, en el azar, que, al fin y al cabo, es lo que ahora gobierna nuestras vidas.

……………………………………………

Nerine, sentada en el suelo, mira la trampilla con estupor y una creciente pesadumbre empieza a invadirla.  Sigue escuchando el jadeo de alguien  allá abajo  y un único pensamiento le ronda en la mente: ha llegado tarde.

Pero tras los primeros minutos de confusión, reacciona con furia.
"¡No, no y no! – grita golpeando con los puños sobre la madera -  ¡Me prometiste que jamás me abandonarías!"
Sobreponiéndose al peligro, o tal vez olvidándose de él, busca la vela y las cerillas que dejó en el mostrador de la tienda. Entonces abre la trampilla para descender en busca de su marido.
"¡Thomas! – dice bajando con cuidado – ¡Soy Nerine! Tú no vas a hacerme daño, ¿verdad?"
La luz de la vela deja ver trémulas imágenes de un lugar que parece descubrir por vez primera en la oscuridad. Nerine se emociona al reconocer ciertos objetos personales.
Una vez alcanzado el suelo firme ya ha averiguado que la voz suena desde detrás de la puerta del fondo.
Cuando descubre en el suelo las cuerdas con las que ató a Tomás empieza a comprender que el que ha quedado encerrado en el pequeño cuarto no es más que un convertido.
“Oh, my dear, - musita- has salido a buscarme. ¡Sabía que no me ibas a decepcionar!”

…...................................................................

Fran conduce el coche de Holden. A su lado Roquito mira al frente sujetando su barra de acero como si fuese un fusil de asalto. Detrás, A.B. y Anasister miran los campos en silencio. 

Al enfilar el camino que les lleva a la carretera divisan el Ford Mustang y al pasar junto a él, las ruedas del coche rozan el frasco de Doxma que hay en el suelo y que ninguno ve.
Salen a la carretera y giran a la derecha.

…..................................................................

Juan Miguel ha perdido la cuenta de la cantidad de muertos a los que ha conseguido perforar el cráneo.  Desde su cómoda posición, dentro de la caravana, actúa de forma mecánica.
Los cuerpos se amontonan ante la puerta. Cada vez que un  condenado cae por una estocada de Juan Miguel, aparece otra cara de boca agresiva.

- ¡Maldita sea!  – murmura tras una nueva embestida- ¿No se van a acabar nunca?
Carlos se dirige de repente a la cabina.
- ¿Qué vas a hacer? - le pregunta Montse.
- ¡Me parece estar escuchando un motor! ¡Voy a ver! - Sale y se encarama a lo alto de la caravana.
Efectivamente un coche aparece girando en la  curva, a la sombra de los árboles. El ruido llama la atención de los zombis que giran sus cabezas hacia la carretera.

- ¡Joder! - exclama Roquito dando un respingo- ¡Es Carlos! ¡El tío consiguió pasar!
- ¡No me lo puedo creer! - dice Fran mirando la legión de zombis que tuercen sus cuerpos en el bancal- ¡Están hundidos en el barro!

Fran detiene el coche. Una veintena de caminantes se aproxima desde la cuneta. Roquito no duda ni un instante en bajar del coche.

- ¡¡Roquito, por Dios!! - le dice A.B. - ¡Sube, que son muchos!
- ¡¡Eh, Carlos!! - grita Roquito- ¿Estáis bien?
- ¡Estamos atrapados!
En ese momento se le une Montse, que mira con emoción a los ocupantes del vehículo. Después aparece Juan Miguel.
Roquito da tres pasos  para descargar la barra en la cabeza del primer zombi que  alcanza el coche.
- ¡Sube, Roquito! - le grita Fran- ¡Son demasiados!
- ¡Tranquilos! - responde separando las piernas para recibir al segundo -¡Mientras vengan de uno en uno...!
- ¡No te arriesgues! - grita Juan Miguel desde lo alto de la caravana-. Alejaos tocando el cláxon.
- ¡Vale! - dice Roquito antes de subir- ¡Carlos, llévalos a la aldea! Y cuidado, hay más por el río.

Roquito cierra la puerta y Fran arranca cuando una lluvia de manos huesudas y azuladas golpea el coche.

- Vámonos, Fran – dice Anasister con los hombros encogidos, sin querer mirar aquellas caras que se pegan a los cristales.

Juan Miguel, Carlos y Montse ven cómo el coche se aleja y tras él una estela de seres descompuestos. El cláxon empieza a sonar de forma intermitente y escuchan el excitado jadeo de los perseguidores.

- ¿Sabéis de lo que me estoy acordando? - dice Montse- Del flautista de Hamelín, cuando se lleva a las ratas.
- Vamos, – dice Juan Miguel- este es el momento de largarnos de aquí.
….......................................................

Ángeles ha entrado en el garaje para poner agua a las gallinas y les ha echado de comer. Después se  asoma al cuarto en penumbra para observar a Holden. Lo oye respirar y  siente un gran alivio.
Baja al salón y se acerca a la chimenea. Con el atizador convierte en brasas el tronco consumido y echa otro sobre los  resplandecientes rescoldos.
Siente el silencio de una forma distinta. Acostumbrada a la presencia del grupo, nota ahora su ausencia. Tan solo ha transcurrido una hora desde que marcharon y sin embargo le parece una eternidad.

Vuelve a subir al cuarto y se acerca en silencio para comprobar si se ha dormido. No puede evitar sobresaltarse al descubrir que tiene los ojos muy abiertos, fijos en el techo.
Él gira levemente la cabeza para mirarla y por unos segundos no parece reconocerla.

- Me has asustado – dice ella- Pensaba que dormías.
- No, no duermo. No puedo dormir. Estaba pensando.
- ¿En qué piensas? - le pregunta sentándose a su lado.
- Pensaba... Es algo extraño que no sabría explicarte.
- ¿Por qué no lo intentas? Me gustaría oirlo.
- Cuando yo estaba tan dormido... no era yo.
- ¿Cómo?
- Quiero decir que yo no estaba aquí, en la cama.
- ¿No? ¿Dónde estabas?
- ¡Contigo! ¡Con vosotros!
- Soñabas que estabas despierto, ¿no?
- No, no es eso. Estaba con vosotros realmente.  Ví cómo preparábais la tortilla, cómo te ayudaba Roquito.
Ángeles lo mira sin decir nada.
- No me crees, ¿verdad?
- Sí, bueno..., siempre he dicho que hasta lo más difícil de creer no deja de ser posible. Quién sabe  de lo que es capaz nuestra mente.
- Te digo que yo estaba fuera de mi cuerpo, por eso os pareció que estaba muerto. ¿Cómo iba a despertar si yo no estaba allí?
- Entonces, ¿viste cómo intentábamos despertarte?
- Vi cómo Fran llamaba a su hermana. Y antes... - Holden se calla de repente.
- ¿Y antes qué?
- ¡Joder! ¡Me acuerdo muy bien de algo! ¡Había un cuervo en la ventana!
- ¡El cuervo! - exclama Ángeles cubriéndose la boca con una mano- A.B. nos dijo que...
Holden se queda muy serio mirándola fijamente a los ojos.
- ¡No me mires así! ¡Me asustas!

Holden se incorpora para levantarse.

- ¿Qué pasa? ¿A dónde vas? - le pregunta Ángeles.
- Tengo que hablar con A.B. - dice poniéndose los zapatos.
- ¡Espera! Ahora no...
Holden sale de la habitación y baja al salón. Ángeles lo sigue.
- ¡Holden! Escucha...
Él se vuelve para mirarla.
- No te enfades, por favor... – empieza a decir Ángeles. - Es que...
Holden se dirige al garaje a grandes zancadas y descubre que su coche no está allí.
- ¿¿Se lo han llevado?? - grita dando vueltas por el lugar que ocupaba el vehículo - ¿Cómo lo has permitido?
- ¡Van a volver, Holden!
- ¿Y tú qué sabes si van a volver?
- ¡Lo sé! ¡Son buena gente! Se ofrecieron enseguida a ayudarte.
- ¿A mí? - sigue gritando- ¿Ayudarme a qué? ¡Yo no les he pedido ayuda!
- ¡Pero yo sí!  Escucha, existe una posibilidad de... ¡hay un remedio!
- ¡Otra vez con esa gilipollez! 
- ¡Curarte no es ninguna gilipollez!
- ¡Maldita sea! - Holden da una patada al recipiente del agua y las gallinas cacarean alborotadas - ¿Cómo quieres que te diga que estoy bien?
Ángeles suspira y se sienta sobre un saco de almendras.
- Holden, escúchame... – le dice con voz serena – No estás bien. Has tenido fiebre, estás irascible... te veo distinto. Esa herida de la pierna...
- ¡Este jodido rasguño de mierda no va a matarme!
- Si fuera un rasguño ya habría cicatrizado, ¿no te das cuenta?
- ¡Malditos apestados!
- Por eso les he pedido que vayan a alguna ciudad y que busquen por algún  hospital, por farmacias... Anasister me dijo que...
- ¡Ya vale! -dice Holden saliendo del garaje. 
Entra en la casa y se acerca a la chimenea. Se queda mirando el resplandor del fuego. El atizador está sobre las brasas.
Cuando Ángeles entra lo ve con el atizador en la mano. Tiene la respiración agitada y una mirada cargada de ira.
- ¿Qué... qué haces, Holden?
- Voy a acabar con esto.
Se baja los pantalones y presiona el hierro candente sobre la herida.

 …..............................................

- “BIENVENIDOS A MONTERA” - lee Roquito en voz alta- Parece grande esto, ¿verdad?
- Fijaos en las indicaciones – dice Fran- A ver si leéis HOSPITAL.

Siguen circulando por la avenida principal, flanqueada por altos árboles. La calzada está repleta de hojas secas.  
La quietud del lugar es sobrecogedora. Todos los coches se ven perfectamente aparcados, con los parabrisas cubiertos de polvo y de excrementos de aves.

- “HAY CARNE DE VENADO” - sigue leyendo Roquito – ¡Uf, quién pillara un ciervo asado entero!
- ¡Con guarnición! – apunta A.B. - ¡Y mucho pan para mojar!

Hay una rama enorme caída en la carretera y Fran la sortea subiendo el coche en la mediana.
Termina la avenida y siguen camino por una calle en la que aparece una iglesia con un gran campanario. Un par de cuervos revolotean entre las campanas.
- Mirad, ahí enfrente hacían “TATOOS” - dice Roquito aliviando un poco la tensión  que se respira en el coche - ¿Vosotros tenéis algún tatuaje?
- No – responden los tres.
- Yo sí. Me lo hice muy joven.
- ¿Dónde lo tienes? - pregunta A.B.
Roquito pone la pierna izquierda en el salpicadero y se sube el pantalón.  
- Aún me acuerdo del disgusto de mis padres. Para ellos fue como si me hubieran contaminado de radiación o algo así. Pensaban que la tinta me iba a matar. Mi hermano en cambio me dijo: “Di que sí, eso de plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo va después, pero lo primero: ¡hacerse un tatuaje!”

Una rata cruza la calle y se apresura a ocultarse tras la reja de una alcantarilla.

- ¿Qué pasa, Anasister? - dice A.B.- No has dicho nada en todo el camino.
- He llegado a tener la marca del jarabe en la punta de la lengua, pero nada, no me viene a la cabeza.
- ¡Pobre Ángeles! - dice Roquito- Qué preocupada estaba cuando nos ha dado las llaves.
- Sí, es verdad -dice Fran-. Me ha pedido que volvamos pronto, pero sabe que es imposible que podamos regresar hoy mismo.
- Me pregunto si habrá supervivientes por aquí – dice Roquito.
- Probablemente – dice Fran- Pero que demos con ellos...
- ¡¡Eh, Fran, una ferretería!! - exclama Roquito-  ¿Y si paramos y pillamos cosas que nos puedan servir? Un pico, por ejemplo, para romper los cierres.
- ¡Ay,  he visto uno! – exclama A.B. - ¡Un zombi! ¡Por allí va!

Fran detiene el coche junto a la ferretería.

- No os mováis – dice Fran- A ver si pasa de largo...
El caminante arrastra los pies por la acera, a pocos metros de ellos. Su cabeza parece rebotar conforme avanza, volviendo el rostro al cielo o al suelo indistintamente.
Cuando lo pierden de vista, Roquito baja del coche.

- ¡Míralo! - se queja A.B.- ¡Siempre el primero en saltar del asiento! ¿No ves que aún nos puede oír?
- Y si vuelve, ¿qué pasa? - le dice Roquito- Le termino de arreglar el muelle de la cabeza de un varazo y ya está.

En una corta carrera se acerca a la puerta de la ferreteria. Hace señas a Fran para que baje.

- Hay que romper el escaparate.
- ¡Pero eso hará mucho ruido!
Roquito se encoge de hombros.
- ¡Espera!
Fran se acerca al coche.
- Vamos a romper el escaparate. Estad atentas y si veis venir a alguien tocad el claxon.

Antes de que termine de hablar, un estruendo de cristales rotos les sobresalta.
- ¡Pero mira que es bestia! – murmura A.B.
….................................................

- ¡Un Ford Mustang! - exclama Montse al verlo en la distancia – ¡Me encantan esos coches!
Carlos observa que el maletero está entornado y que la piedra que colocó encima ya no está. Se pregunta dónde estará la mujer que metió allí.
Siguen caminando y Carlos ve  el frasco  en el suelo. Lo recoge y vuelve sobre sus pasos para echarlo en el maletero.

- ¿Qué era eso? - pregunta Juan Miguel
- Nada, algo que perdió una mujer.
- ¿Una mujer de la aldea?
Montse se detiene de golpe con el ceño fruncido.
- ¿Te duele la pierna? - le pregunta Carlos
Montse aferra la muñeca de su compañero y le hace una señal con la cabeza para que mire hacia adelante.

Cinco caminantes están subiendo desde el río.
 NOTAS:
1) El diario de Ángeles vuelve a estar escrito realmente por ella. Y así será en adelante (mientras sobreviva)
2) Las palabras "venado", "radiación", "libro", "hijo" y "tatuaje" que pronuncia Roquito, son las cinco palabras que eligió para que aparecieran dichas por él en la historia. Sus "deberes", (que a la vez son míos) también quedan aquí presentados.
3) La fotografía del tatuaje es de la pierna del verdadero Roquito.  

10 jun 2016

¡ZOMBICÓN EL ÚLTIMO!


Aquí llega otro RETO Z, una nueva prueba para todo aquel que quiera permanecer vivo en esta historia.

Esta vez es algo muy sencillo que no os supondrá ningún quebradero de cabeza, sin embargo veréis que, a la fuerza, habrá un perdedor.

La cosa consiste en ponerle un nombre al perro que se ha encontrado Nacho, ese perrillo solitario del que estoy seguro ya os habéis encariñado.

Dejadme un comentario en esta entrada con el nombre que se os ocurra, pero eso sí, ha de ser a partir de las 2 de la madrugada del lunes 13. No será válido el comentario que llegue antes de esa fecha y hora.

No hay fecha de cierre, simplemente los dos últimos en dejar comentario pasarán a zona de peligro y, tras un sorteo, uno de ellos tendrá un triste final.
Ahh, la cruel vida de los supervivientes...

Message for Nerine:

If you want to survive in the zombie story, you must leave a comment in this post, giving a name for Nacho's dog. You must do it next Monday 13 from 8 a.m. on (not before)
The two last ones will be at risk and one of them will have a sad end.
Yes, sometimes life is so cruel for survivors...

¡Hasta pronto a todos!


¿Has oído, muchacho? ¡Vas a tener un nombre!
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 ACTUALIZACIÓN 16/06/2016
Ya hay dos compañeras que no han llegado a tiempo al reto: María José Olalla y Nerine.

Como ya anuncié, los dos últimos entrarían en peligro, así que vuelvo a dejar al azar quién se queda y quién se va.

Una vez más lo haré a través  del sorteo de la ONCE (el de mañana viernes 17)
Si el número premiado acaba en 1, 2, 3, 4, ó 5 diremos adiós a MARIA JOSÉ.

Si el número premiado acaba en 6, 7, 8, 9 ó 0  despediremos a NERINE.
 

Maria José, Nerine, ¡¡me va a costar prescindir de cualquiera de vosotras!! :(
 

Aprovecho para anunciar que ya se puede decidir el nombre del perro de nuestra historia. Votad en la encuesta lateral vuestro favorito de entre todos los propuestos.